sábado, 13 de octubre de 2012

Calorías líquidas



No hay que olvidar que lo que bebemos también influye en nuestro peso.

Partiendo de la observación de que la epidemia de obesidad en los EE.UU. ha seguido paralela al aumento del consumo de refrescos, los investigadores han efectuado un estudio para conocer hasta qué punto el consumo de calorías líquidas influye en el peso.


Moderación en el consumo de calorías líquidas ayuda a evitar problemas de sobrepeso
Para el estudio, los expertos han clasificado las bebidas en siete grupos en función de su composición nutricional: azucaradas, dietéticas, leche, zumo natural, café y té con azúcar, café y té sin azúcar, y bebidas alcohólicas. Posteriormente han controlado el consumo de dichas bebidas en varios grupos de adultos de entre 25 y 79 años durante 18 meses y, por último, han cuantificado las variaciones en el peso de los individuos. Los investigadores han calculado que 810 personas ingieren una media de 356 kcal diarias a través de las bebidas, lo que supone un 19% del total de las calorías diarias.
La reducción a 100 kcal diarias se ha asociado a una pérdida de peso de 0,25 kilos a los seis meses. A pesar de que las reducciones no son muy significativas, la conclusión es que las calorías líquidas también cuentan y que una moderación en su consumo ayuda a seguir una dieta equilibrada y a evitar los problemas de sobrepeso.
La medida ha sido propuesta en la revista "New England Journal of Medicine" por Kelly Brownell, de la Universidad de Yale, y el doctor Thomas Frieden, jefe del área de salud de la ciudad de Nueva York, y tendría como objetivo "reducir más de un 10% el consumo de bebidas deportivas, jugos de frutas con azúcar y té helado endulzado", según los dos expertos. "Mediante el impuesto se reduciría el consumo de dichas bebidas y se generaría un capital que compensaría los más de 79.000 millones de dólares que anualmente se gasta la sociedad para tratar la obesidad", explican.
Se ha demostrado que la implantación de impuestos en la industria del tabaco ha sido efectiva, pues se calcula que su consumo ha decrecido un 7,8 % por cada 10% de aumento del precio del producto. Los científicos sostienen que una medida similar aplicada a las bebidas azucaradas sería efectiva, pero la industria se opone al impuesto. Hace poco, la Asociación Estadounidense de Bebidas hizo un sondeo que obtuvo como resultado que el 70% de los estadounidenses están en contra de la aplicación de la medida. Asimismo, el sector advierte que el impuesto generaría numerosas pérdidas de puestos de trabajo, una consecuencia no menospreciable teniendo en cuenta que la industria ocupa a más de 220.000 personas sólo en EE.UU.

La industria alimentaria no siempre ha protegido necesariamente los intereses de salud de los consumidores. Asimismo, también es evidente que en la actualidad muchos de los anuncios de productos alimenticios utilizan eslóganes anticalóricos en sus campañas publicitarias, en las que trasmiten que los problemas de salud del consumidor pueden finalizar consumiendo su producto.
Los organismos que velan por la salud pública conocen tanto el papel que juega la publicidad como la información que aparece en los medios. Así es como hace poco la "Australian Competition and Consumer Commission" ordenó a una conocida multinacional de refrescos que corrigiera una información aparecida en la prensa en la que un famoso exponía que sólo era un mito que esta bebida podía engordar a los niños y perjudicar su dentición. "Es cierto que la bebida contiene azúcar, pero su correcto consumo es responsabilidad del consumidor". De este modo, la compañía procura conservar su respeto ante los consumidores argumentando que el problema reside en el correcto consumo del producto, sin mencionar su contenido.

"Una medida simple y efectiva para reducir el consumo de bebidas gaseosas sería quitar las máquinas expendedoras de refrescos de lugares públicos "

Culturismo global en pruebas deplegable