martes, 27 de mayo de 2008

LA CEBOLLA




Minerales y oligoelementos. La cebolla contiene potasio, fósforo, magnesio, calcio, sodio, azufre y, en cantidades menores, hierro, manganeso, zinc, cobre, níquel y selenio. El potasio, imprescindible en la transmisión y generación de los impulsos nerviosos y en la actividad muscular, interviene además en el equilibrio acuoso celular. De ahí que precisamente la elevada aportación de potasio de la cebolla y la baja cantidad de sodio favorezca la eliminación del exceso de líquidos en los distintos tejidos y sea beneficioso en casos de hiperuricemia. Es más, el consumo habitual de cebollas frescas evita la acumulación de ácido úrico en el organismo por lo que su ingesta es beneficiosa en caso de dolores musculares, gota, hidropesía, cálculos renales, hipertensión, retención de líquidos y oliguria.
Por su parte, el fósforo juega un papel importante en la formación de huesos y dientes y en el trabajo intelectual al igual que el magnesio sólo que éste, además, se relaciona con el funcionamiento de intestinos, nervios y músculos, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. En cuanto al calcio es imprescindible para el sistema músculo-esquelético, el azufre regenera la piel y el sistema nervioso, y el selenio ha demostrado poseer propiedades antioxidantes y anticancerígenas.
Vitaminas. Las cebollas son ricas en vitaminas del grupo B que intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmune además de en el adecuado funcionamiento del sistema nervioso. También contiene vitaminas E y C, ambas de acción antioxidante. Esta última interviene además en la producción de colágeno, glóbulos rojos, huesos y dientes, favorece la absorción del hierro de los alimentos y aumenta la resistencia frente a las infecciones y enfermedades estacionales, entre otras propiedades.
Aminoácidos. La cebolla contiene aminoácidos no esenciales como el ácido glutámico, la arginina y la glicina, un aminoácido esencial como la lisina y además cierta cantidad de aliína, uno de los compuestos azufrados que mediante la acción de la enzima aliinasa se transforma en alicina, sustancia de contrastadas propiedades antimicrobianas, hipoglucemiantes, hipolipemiantes, antioxidantes, antitrombóticas y antitumorales.


Compuestos azufrados. La alicina, - que forma parte de su aceite esencial y que son los responsables de su característico olor y sabor picante. Estecompuestos actúa sobre las vías respiratorias mejorando la expectoración. También a mostrado tener un efecto protector de la piel y del hígado frente a la inducción de sustancias cancerosas. Otros compuestos sulfurados de la cebolla, los tiosulfinatos, tienen propiedades antiasmáticas y antiinflamatorias.
La cebolla contiene asimismo glucoquinina, sustancia que activa la función pancreática, lo que la hace útil en el tratamiento de la diabetes-, adenosina -que regula la disponibilidad y utilización del oxígeno por distintos tejidos del organismo-, ácido tri-hidroxi-octadecenoico -vasodilatador, antiácido, inhibidor de la lipólisis y movilizador de los hidratos de carbono-, pectina -fibra natural no absorbible por el organismo idónea pues para un mejor tránsito intestinal- y enzimas digestivas -diastasas y oxidasas- si bien ya en pequeñas cantidades.


Eso sí, a pesar de sus muchas propiedades deberán evitar su consumo quienes padezcan acidez estomacal, tengan el estómago delicado o sean propensos a sufrir flatulencia o meteorismo.

Es diurética.
La cebolla tiene propiedades diuréticas que la hacen muy apropiada para las personas con tendencia a retener líquidos ya que facilita la actividad excretora de los riñones y aumenta la secreción urinaria. Por eso se considera muy adecuado su consumo en casos de reumatismo, gota, cálculos renales, hipertensión, hidropesía, edemas, problemas de vejiga o de próstata, etc. Tiene además un claro efecto alcalinizante del organismo.



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